Los años sesenta marcaron el período de apertura de la pintura húngara y su gradual emancipación tras décadas bajo el yugo de sucesivas dictaduras hasta la Segunda Guerra Mundial. Fue en este contexto que Pál Gerzson, pintor, se socializó. Su visión pictórica figurativa cruzó el umbral hacia el mundo de la abstracción. Inventó una singular estructura de patrones que más tarde se convertiría en el principal sello distintivo de su pintura, de este estilo pictórico casi aéreo que toma prestadas sus fuentes esenciales de inspiración de la naturaleza y el arte. Trazó su propio camino, su poesía lírica pictórica «gerzsoniana» independiente. La naturaleza estuvo presente a lo largo de toda su carrera. Fue, sin duda, la principal fuente de inspiración; sin embargo, nunca la representó, sino que la exploró mediante la transposición. (Extracto de un texto de Balázs Feledy)



